Éxodo

Christ on the Lake of Gennesaret, oil on cavasConozco gente que se ha ido de Cuba. Tengo amigos, familias, conocidos, en cualquier orilla, en cualquier continente. Se me han ido por becas, por trabajo, por irse, por cambiar, por más dinero. Pero ninguno, y mira que pregunto, me ha dicho que se ha ido por cuestiones políticas. Sin embargo, sé dentro que hay política ahí. Juega un rol grande. Un rol tipo mejora, tipo búsqueda. No es loable siquiera decir que un rol de tipo prescindible. Pero, con todo, no creo que persista uno protagónico ni mucho menos. Es, apenas, de tantos, un rol más.

Hablo de esto y, aunque es predecible, hay que tocar de refilón al menos a Costa Rica. Hay cuatro mil cubanos en Costa Rica. Hacinados, convulsos. Y lo que más suena en cuanto a contrarrevolución aprovechó el resquicio para entrar con micrófonos y cámaras, para darle un doblez sentimental a sus intenciones lógicas. Astutos. Para manipular y hacer, de paso, alguna donación.

Eso sucede. Y sucede también que se apertrechan en el número grande de cubanos dispersos por el mundo para hablar de una Cuba decadente; como si fuera ello signo o símbolo de nuestra situación. Situación mala, dolorosa, difícil. Eso dicen. Como si fuera Cuba el país único del que se va la gente. Como si de verdad, como ellos dicen, fuera a ser esta, pronto, una isla poco habitada. Quiero decir, vacía.

No lo creo. Y es cierto que, entre mis amigos, los de aquí, hay quienes sueñan con vivir fuera. Buscan, planifican. Andan buscando el modo de casarse con una “yuma”, de que un tío los reclame. Y hay otros, yo entre ellos, que soñamos con ver New York, con caminar Montmartre, con ver la nieve. Cuestión de experiencia. Eso. Cuestiones básicas de una experiencia por acumular. Pero esos otros, esos yo, estoy seguro, van a volver. Eso me han dicho siempre. Saben que Cuba no es un país perfecto, pero que es el suyo. Que tiene deficiencias, errores, desventajas, cosas que cambiar, pero que, en todo caso, esas deficiencias, errores, desventajas, son nuestras, y ese cambio necesario viene también de ellos, de nosotros, de lo que hagamos uno y otro día en pos de que aquello que criticamos ya no sea criticable.

Nuestro vino –decía Martí– es el nuestro. Quizá amargo, quizá muy rojo, o poco. Pero es nuestro. Y nuestro al fin, si así es que lo sentimos, lo que hay que hacer no es siquiera beberlo de un golpe, en seco, y lamentarse luego; lo que hay que hacer es buscar la manera de que no sea amargo, o rojo, o poco, de que sea bueno al gusto y que, de paso, sea bueno al gusto del que nos visita, del que busca el más mínimo intersticio para apalearlo, desacreditarlo; para, de paso, hacer dinero fácil con él.

Así que no soy un utópico. Ni mis amigos. No lo son tampoco los que se han ido (de Cuba, de España, de cualquier sitio). Soy uno que piensa que el patriotismo es llevar una tierra metida dentro, donde sea que esté uno. Y estar dispuestos a morir por ella. Que no es lo mismo que morirle encima.

6 comentarios en “Éxodo

  1. Estimado Sr. Curbelo en un pais la politica lo es todo, o es que acaso los paises no son dirigido por politicos? y si en un pais hay problemas que obligan a sus ciudadanos a abandonar el pais en busca de nuevos horizontes; es por la sencilla razon que los politicos son incapaces de ofrecerle soluciones a los problemas diarios de los ciudadanos de a pie. Es imposible tapar el sol con un dedo. Los que dicen que no se van por politica; porque quieren conocer otros paises y tener otras experiencias que no son mas que curiosidades romanticas que todos padecemos; quizas no tengan la valentia de que son problemas economicos que los obligan a abandonar su patria en busca de una mejor vida causados por la politica

    Me gusta

  2. Slaudos Jank: también soy de los que cree que hay muchas razones para salir y volver. Pareciera a veces que de esta Isla -con su circunstancia del agua por todas partes- es el único lugar del que alguien quisiera salir o al que alguien qusiera regresar. Quizás sea verdad eso de que lo de isla pesa mucho, o quizás es cuestión de habernos convertido en política (mucha política) para nosotros mismos y para el mundo. Y de repente cada cosa que hacemos tiene esas connotaciones.
    Soy también de los que, como tú y muchos otros, deseo salir y conocer el mundo para luego regresar, porque siempre se es extranjero fuera de tu tierra. Incluso sé de quienes no han regresado aun y viven con ese pedacito de tierra metido adentro y de otros que viven acá y que ni siquiera pretenden salir, pero no llevan dentro ni un granito de esa tierra.

    Me gusta

  3. Ciertamente: el patriotismo no es morirle encima a tu tierra sino morir por ella. Frase de lujo, como hacen los grandes. No te comentaré nada más porque le he perdido el gusto a la política y, por desgracia, está metida en todo. Solo diré para aquellos que disfrutan de una polémica extrema (chovinistas acérrimos u opositores radicales). «Es necesario levantar, no poetizar las caídas»

    Me gusta

  4. Hola Jesús, acabo de tener acceso a tu blog y sinceramente me siento como tu, yo también soy de las que añora conocer la nieve, Londres, París, hasta el mismísimo Medio Oriente que hoy sucumbe en una guerra de religiones, pero finalmente volver, porque no hay nada como la casita de uno.

    Me gusta

  5. Termino de leer su blog,estoy convencida de sus comentarios he tenido la posibilidad de estar en algunos países ,hoy estoy fuera de Cuba y loca por regresar ,en cada país que he visitado he tratado de compartir con la clase media trabajadora y ver su dinámica en la vida , nosotros debemos luchar por invertir la pirámide y rescatar valores que se han perdido.y eso es una tarea de todos.

    Me gusta

  6. El mayor inconveniente es cuando no hay soluciones ni adentro ni afuera, y no podemos decir lo que verdaderamente pensamos, o estamos obligados a decir verdades a medias. «El hombre ama la libertad, aunque no sepa que la ama, y anda empujado de ella y huyendo de donde no la halla». José Martí

    Me gusta

Deja un comentario