LOS QUE PERDONAN

Self Portrait with a Wine BottleSalva tu día, hermano. Métele caña. Métele con todo. Sé valiente, sé triste, sé sincero. Te esperan fuera, sin embargo, párate, engarza los pies dentro de las chancletas y dale a la guitarra medioambiental de la madrugada con desánimo, con obstine, con furia, haz que suene, que se desaparezca como la niebla, que sea algo hermoso, que todo sea hermoso como el barco de Hemingway, como ir de pesca, como engarzar los pies en las chancletas, orinar, poner al fuego la taza de café, la cafetera, quiero decir, dejar la taza fuera, en la meseta, encima del mantel, y mientras cuela ve a la mochila, ármate de un cigarro, enciéndelo con la llama de este día que empieza, o con la llama del fuego que quema la superficie inferior de tu café que ahora ya cuela, así que corre y viértelo en la taza, con azúcar, cuidado, no des vuelta a la manigueta plástica de apagar el fogón, jamás, agacha la cabeza, toma un jarro metálico del almacén que hay bajo la cocina, ve al patiecito y llénalo con agua, ponla también al fuego, y pon al agua, al agua de la llave, la cafetera hirviente, el café, bébelo. Con calma, con el cigarro en la mano. Gástalo todo mientras se calienta tu agua. Entonces puedes permitirte cinco minutos, poner una música, bajita, son las seis de la mañana, que no moleste nadie, o que no moleste a nadie, o ambas cosas, así que ten cuidado de ponerla a volumen mínimo, de presionar tres veces el botón de repetir el mismo tema, la misma guitarra hastiada hasta el cansancio que te dice: salva tu día, fúmalo, reviéntalo, carpe diem, carpe diem, sé fuerte, hermana, sé feliz, sé sincera, sé un buey, o lo que sea que quieras ser, una rosa, un candado, sé un óvalo, pero sé, algo. Lo más mínimo. Fuma, bebe el café. Ya hierve el agua. Viértela con cuidado dentro del cubo plástico y desnúdate, mírate en el espejo. Eres hermoso. Hermosa. Todavía. Lo eres todo. Te ha crecido el pelo, algunas canas, un ojo, un poco de cerebro más. Todo ha crecido. Qué bueno. Eres más viejo. La muerte está más cerca, está justamente detrás del espejo, y te observa, se acaricia las falanges con las demás falanges, sin embargo, no puede harte daño, así que basta, métete al baño y relájate un poco, desliza con la mano el jabón por tus hombros, tu barriga, tus preocupaciones. Jabón. Agua. El agua corre hacia el agujero común. Tú, sal afuera, métete en la toalla, luego en la ropa. Ahora todo está limpio. La casa, tú, y el sol ha despejado la madrugada. Ahora todo está limpio. La canción dice que salves tu día, que seas mejor, apágala, hay que irse, zafa de la corriente la guitarra del hombre que la toca, pero, ojo, no zafes de tu mente al abrir la puerta lo que está diciendo. Salva tu día, hermano, hermanita, gente que sufre. Todo. Carpe diem.

3 comentarios en “LOS QUE PERDONAN

  1. Bueno lo que escribes, ya te he leido un par de veces. Una sola cosita y es detalle pero creo que vale la pena. Una corrección: «no puede harte daño», rectifica para que diga no puede «haCErte daño»

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